martes, 6 de noviembre de 2012

ENFERMEDADES.

Enfermedades del Aparato Urinario
A los niños pequeños, antes de aprender a controlar el esfínter urinario, se les escapa la orina en cuanto se llena la vejiga. Muchos niños mayores y adultos padecen un trastorno denominado enuresis, en el que el afectado no puede controlar el esfínter urinario, y cuyo origen puede deberse en algunas ocasiones a un desequilibrio emocional. El miedo o temor pueden producir enuresis temporal. En los ancianos ciertos tipos de degeneración del sistema nervioso provocan incontinencia urinaria. La incapacidad para eliminar la orina almacenada puede deberse a un espasmo del esfínter urinario, al bloqueo del esfínter por un cálculo, a una hipertrofia de la próstata en varones o a una pérdida del tono muscular en la vejiga después de un shock o intervención quirúrgica. La retención de orina puede originarse también por una lesión nerviosa donde la médula espinal resulte afectada o una esclerosis múltiple.
La nefritis, o inflamación del riñón, es una de las enfermedades renales más frecuentes. Sus características principales son la presencia en la orina, en el examen microscópico, de albúmina (lo que se denomina albuminuria), hematíes y leucocitos, y cilindros hialinos o granulosos. Es mucho más frecuente en la infancia y adolescencia que en la edad adulta.
La forma más común de nefritis es la glomerulonefritis, que aparece con frecuencia entre las tres y las seis semanas después de una infección estreptocócica debido al mecanismo inmunológico (anticuerpos frente al estreptococo que dañan proteínas específicas del glomérulo) (véanse conceptos básicos del sistema inmunológico). El paciente sufre escalofríos, fiebre, cefalea, dolor lumbar, hinchazón o edema de la cara, en especial alrededor de los ojos, náuseas y vómitos. La orina puede ser escasa y de aspecto turbio. El pronóstico suele ser positivo y la mayoría de los pacientes se recuperan sin secuelas, aunque en algunos casos evolucionan hacia una nefritis crónica. En este tipo de nefritis la lesión renal progresa durante años en los que el paciente está asintomático. Sin embargo, al final hay uremia (urea en sangre) e insuficiencia renal. Existe además otro grupo de glomerulonefritis de causa desconocida, quizá autoinmune, que tienen peor pronóstico y evolucionan con más rapidez hacia la insuficiencia renal.
Otro trastorno frecuente es el denominado síndrome nefrótico, en el que se pierden grandes cantidades de albúmina por la orina debido al aumento de la permeabilidad renal, con edema generalizado, aumento del colesterol en la sangre y un flujo de orina casi normal.
La hidronefrosis es el resultado de la obstrucción del flujo de orina en la vía excretora, que casi siempre es consecuencia de anomalías congénitas de los uréteres o de una hipertrofia prostática. La nefroesclerosis, o endurecimiento de las pequeñas arterias que irrigan el riñón, es un trastorno caracterizado por la presencia de albúmina, cilindros, y en ocasiones hematíes o leucocitos en la orina (hematuria y leucocituria). Por lo general se acompaña de enfermedad vascular hipertensiva. La lesión fundamental es la esclerosis de las pequeñas arterias del riñón con atrofia secundaria de los glomérulos y cambios patológicos en el tejido intersticial.
Los cálculos renales, o piedras en el riñón, se pueden formar en éste o en la pelvis renal por depósitos de cristales presentes en la orina. La mayoría de ellos son cristales de oxalato de calcio. La infección o una obstrucción, pueden desempeñar un importante papel en su formación. En algunas ocasiones aparecen cuando el nivel de calcio en la sangre se eleva de forma anormal como en los trastornos de las glándulas paratiroides. En otros casos aparecen cuando el nivel de ácido úrico en la sangre es demasiado alto (véase Gota), por lo general debido a una dieta inadecuada y un consumo excesivo de alcohol. La ingestión excesiva de calcio y oxalato en la dieta, junto con un aporte escaso de líquidos, pueden favorecer también la aparición de cálculos. Sin embargo, en la mayoría de los casos la causa es desconocida. Los cálculos pueden producir hemorragia, infección secundaria u obstrucción. Cuando su tamaño es pequeño, tienden a descender por el uréter hacia la vejiga asociados con un dolor muy intenso. El dolor cólico producido por los cálculos requiere tratamiento con analgésicos potentes o espasmolíticos, y puede aparecer de forma súbita tras el ejercicio muscular. Una vez que el cálculo alcanza la vejiga, es posible que sea expulsado por la orina de forma inadvertida, desapareciendo el dolor. Si el cálculo es demasiado grande para ser expulsado, es necesario recurrir a la cirugía o a la litotricia, procedimiento que utiliza ondas de choque generadas por un aparato localizado fuera del organismo, para desintegrar los cálculos.
La uremia es la intoxicación producida por la acumulación en la sangre de los productos de desecho que suelen ser eliminados por el riñón. Aparece en la fase final de las enfermedades crónicas del riñón y se caracteriza por somnolencia, cefalea (dolor de cabeza), náuseas, insomnio, espasmos, convulsiones y estado de coma. El pronóstico es negativo, sin embargo, el desarrollo de las diferentes técnicas de diálisis periódica en la década de 1980, cuyo objetivo es eliminar de la sangre los productos de desecho y toxinas, y la generalización de los trasplantes de riñón han supuesto un gran avance para estos pacientes.
La pielonefritis es una infección bacteriana del riñón. La forma aguda se acompaña de fiebre, escalofríos, dolor en el lado afectado, micción frecuente y escozor al orinar. La pielonefritis crónica es una enfermedad de larga evolución, progresiva, por lo general asintomática (sin síntomas) y que puede conducir a la destrucción del riñón y a la uremia. La pielonefritis es más frecuente en diabéticos y más en mujeres que en hombres.
El tumor de Wilms, que es un tumor renal muy maligno, es más frecuente en los niños pequeños. Los últimos avances en su tratamiento han conseguido la curación de muchos niños con esta enfermedad. En el lupus eritematoso sistémico, que afecta sobre todo a mujeres en la cuarta década de la vida, el organismo produce anticuerpos que lesionan el riñón.

Principales enfermedades del sistema circulatorio

Las enfermedades más comunes del sistema circulatorio son, además de la hipertensión arterial o presión alta, la arteriosclerosis, el infarto del corazón o ataque cardíaco, las embolias y las várices en las piernas.

Las enfermedades del sistema circulatorio son la principal causa de muerte en nuestro país, por lo que es necesario conocerlas para poder prevenirlas.


Arterioesclerosis
La arterioesclerosis o endurecimiento de las arterias puede ser causada por estrés prolongado, por el uso habitual de estimulantes como la nicotina de los cigarros al fumar, cafeína o cocaína. Sin embargo, la causa más común es el consumo excesivo de grasas, principalmente de origen animal, que se van adhiriendo poco a poco en las paredes de una arteria.

Cuando se forma una placa de grasa, ésta impide la circulación normal de la sangre y puede propiciar la formación de un coágulo de sangre que bloquee la circulación, o bien obstruirla por completo provocando un infarto. Por ejemplo, una embolia cerebral sucede cuando la arteria que lleva sangre al cerebro se bloquea e impide que la sangre llegue a alguna zona específica del cerebro; esto puede causar daños severos e incluso la muerte.

La arterioesclerosis es una enfermedad muy peligrosa que puede ser la causa de otras alteraciones como angina de pecho, infarto al corazón, embolia cerebral y daño en el riñón, que a su vez pueden ocasionar la muerte. Esta enfermedad avanza lentamente y da sus primeras señales, con mayor frecuencia, cuando una persona llega a la vejez, aunque también se puede presentar en personas jóvenes.

Los síntomas más comunes son: incapacidad de concentración, vértigo, náuseas, dolor y calambres en las piernas.

Por tratarse de una enfermedad causada principalmente por prácticas de nuestra vida diaria, es importante que desde jóvenes cuidemos nuestra alimentación, regulemos el consumo que hacemos de alimentos que contienen grasas, realicemos ejercicio frecuentemente y evitemos fumar y consumir productos como café, té y drogas, que pueden causar daño a nuestra salud.


Hemorragia y embolia o trombosis cerebral
Cuando una arteria que lleva sangre al cerebro se tapa, se provoca un daño en una zona específica del cerebro. Esto sucede con más frecuencia en personas con la presión alta, diabéticas, fumadoras y con colesterol alto.

Una embolia o trombosis cerebral se manifiesta de manera repentina con un dolor de cabeza intenso, dificultad para hablar o comprender un mensaje, reducción en la capacidad de visión, pérdida del conocimiento, debilidad y parálisis en un lado del cuerpo. Estas molestias pueden desaparecer en poco tiempo o dejar daños permanentes. En casos graves, llegan a ocasionar la muerte.
En las personas jóvenes, las causas de las embolias pueden tener un origen congénito o relacionado con el nacimiento. En cambio, en las personas mayores se deben a que las arterias han perdido su elasticidad; también se presenta cuando hay hipertensión.

Por eso, es muy importante realizarse exámenes médicos de manera periódica para tener un diagnóstico oportuno y, en caso de ser necesario, recibir el tratamiento más adecuado.

Si usted tiene alguna de las molestias referidas, solicite que lo lleven o acuda urgentemente a la clínica de salud más cercana a su domicilio.

Infarto al corazón
Ocurre cuando una arteria coronaria se bloquea y se obstruye la circulación de sangre al corazón. Al no recibir el oxígeno que la sangre lleva, los músculos que forman el corazón se dañan y dejan de funcionar; como consecuencia de esto, la persona que sufrió el infarto puede tener graves lesiones o morir.

Una de las principales causas de los infartos es la arterioesclerosis, que se agrava por fumar, por hipertensión, diabetes, obesidad y estrés. Los infartos son más frecuentes en los hombres que en las mujeres.

¿Cómo podemos saber que estamos ante una situación de infarto?
Un infarto se anuncia con un dolor generalmente muy intenso que presiona el pecho y puede extenderse hacia el hombro o brazo izquierdo e incluso también al abdomen, seguido por una sensación de ahogo, náusea y abundante sudoración.

Un ataque cardiaco se desarrolla entre cuatro y seis horas, durante las cuales el corazón se va dañando. Por eso, es importante identificar lo que pueden ser las primeras señales, para buscar ayuda médica lo antes posible. Recuerde que algunos signos del infarto son: presión o dolor en el pecho, falta de aire, náusea, palidez y abundante sudoración. También se puede sentir una gran angustia y dificultad para respirar después de hacer algún esfuerzo físico, el pulso se acelera o puede ser muy débil e irregular, los pies se hinchan y en ocasiones la persona se llega a desmayar.

Cuando una persona tiene un infarto al corazón, se le debe mantener completamente quieto, aflojarle la ropa, abrigar bien su cuerpo para conservarlo caliente y brindarle atención médica inmediatamente.
Si usted se cansa fácilmente, le duele con frecuencia la cabeza o el pecho al hacer esfuerzos, tiene dificultades para respirar, le falta el aire, tiene várices en las piernas, las puntas de los dedos se le adormecen o las uñas se le ponen azules, puede tener un problema en el corazón. Si usted tiene algunos de estos síntomas no se arriesgue, acuda a la brevedad con un médico para recibir atención oportuna.
Várices
Enfermedad que consiste en la dilatación permanente de las venas por lo que se ven hinchadas o abultadas y se ven hinchadas; la circulación de la sangre se dificulta y muchas veces causan dolor. Son más frecuentes en la gente mayor, en mujeres que han tenido muchos hijos y en personas que permanecen mucho tiempo sentadas, de pie o que están expuestas al calor por largos periodos de tiempo. También son propensos/as a las várices las personas diabéticas y las obesas.

Si usted tiene que estar sentado por mucho tiempo, dedique varios minutos al día a reposar los pies, subiéndolos sobre una silla para facilitar el retorno de la sangre hacia el corazón. Por el contrario, si necesita estar mucho tiempo de pie, trate de mover las piernas con frecuencia. Una medida útil es usar medias o vendas elásticas y asegurarse de quitárselas en la noche.

Si usted padece de várices es recomendable que acuda al médico, para recibir un tratamiento que le evite complicaciones futuras.




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